abril 04, 2013

LA ORACIÓN SACERDOTAL DE JESÚS

El contexto: Según el Ps. John MacArthur, en la Biblia de Estudio que lleva su nombre, comenta que la oración de Juan 17, es la verdadera “ORACIÓN DEL SEÑOR”; ya que exhibe la comunión cara a cara que el Hijo tenía con el Padre. Este capítulo marca la enseñanza final de su ministerio en la Tierra y el comienzo de su ministerio de intercesión por los creyentes (Léase Hebreos 7:25).

Esta oración se divide en tres aspectos:

• La Oración de Jesús por Sí mismo.
• La Oración de Jesús por Sus discípulos.
• La Oración de Jesús por los creyentes que conformarán Su Iglesia.

Los cuales, veremos a continuación.

Nota: Este humilde comentario no pretende ser exhaustivo y está enfocado en el tema de la oración.

I. LA ORACIÓN DE JESÚS POR SÍ MISMO (Comentario de Juan 17:1-5) 

Pasaje a analizar:

Juan 17:1-5 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”.

Vers. 1: Jesús expresa la llegada de la hora en el sentido de que el tiempo de Su muerte expiatoria en la cruz se aproxima; la razón por la cual vino al mundo. Pide ser glorificado, esto es, que el suceso grandioso de la Redención en la cruz del Calvario es Su glorificación, y que al mismo tiempo sería la causa de que una muchedumbre de redimidos por Su sangre, de toda época, nación, pueblo, tribu y lengua; glorificarán al Padre y al Cordero: 

Apocalipsis 7:9-10 “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”.

Este texto apocalíptico es una muestra de la redención finalizada por Dios según Su plan eterno de salvación. 

Vers. 2: La expresión “Los que le diste” o “Los dados por el Padre” es una referencia a Su autoridad sobre los elegidos a quién el Hijo daría Vida eterna. La doctrina bíblica de la Elección o la Predestinación se encuentra a lo largo del NT. Compare y analice con las siguientes Escrituras: Juan 15:19; Hechos 13:48; Romanos 8:28-33; Efesios 1:3-6; 2 Tesalonicenses 2:13; Tito 1:1 y 1 Pedro 1:2. En el inciso B ahondaremos más sobre los "Dados por el Padre".

Vers. 3: La palabra “conocer” adquiere dos significados:

• Implica que Jesús da vida eterna por medio de escuchar y creer el mensaje del Evangelio del Reino (Léase Juan 5:24); porque en el contexto inmediato del vers. 6 que a los que el Padre dio al Hijo, también les dio conocer Su nombre. El evangelio incluye tanto la revelación del Dios Trino, como la redención por medio de Jesucristo a través de la fe. 
• Indica también no solo en el aspecto abstracto o intelectual, sino también la aceptación, la fe, el amor y la obediencia al Dios verdadero y a Su Hijo Jesucristo. Compárese con Juan 14:7, 9; 16:3; 17:25; 1 Juan 2:3-6, 13, 14; 3:1, 6; 4:7-8; 5:20 (RV95, Biblia de Estudio, nota d: pág. 1221-1222).

Vers. 4 y 5: Jesús glorificó a Su Padre en todas las cosas y en toda Su Palabra; en amor y en obediencia (Léase los evangelios). La expresión: “Glorifícame al lado Tuyo” alude a Su preexistencia como el Hijo de Dios (Léase y analice Juan 1:1-13, 15, 30; 8:58; Proverbios 8:25). Tras completar Su obra, Jesús miró más allá de la cruz, y pidió ser reinstalado en la Gloria que había compartido con Su Padre antes de que existiese el mundo: 

Filipenses 2:5-11 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.

II. LA ORACIÓN DE JESÚS POR LOS DISCÍPULOS (Comentario de Juan 17:9-12, 15 y 17)

Pasaje a analizar: 

Juan 17:9-12, 15 y 17 “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese (…) No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal (…) Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.

Vers. 9 al 10: Esta oración era una expresión de especial identificación con los discípulos del SEÑOR (Léase Juan 1:10). Las expresiones “Tuyos son” o “Tuyos eran” son afirmaciones contundentes de que antes de su conversión, YA pertenecían a Dios (Léase Juan 6:37-40); debido a Su Elección Soberana y que fueron elegidos antes del a fundación del mundo:

Efesios 1:4 “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”.

Compárese con Hechos 18:9-10:

Hechos 18:9-10 “Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”.

Vers. 11 y 12: Jesús pide la preservación de los discípulos, pues durante y después de Su muerte tendrían que enfrentar la tentación y el aborrecimiento del mundo sin Su presencia y protección inmediata (Analice el contexto de Juan 15:18 al 16:4). Durante Su ministerio terrenal, Jesús los protegió tal y como dijo en Juan 6:37-40 y 44:

Juan 6:37-40 “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
Juan 6:44 “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”.

En cuanto al “hijo de perdición”, alude a Judas Iscariote y a su destino de condenación eterna. La deserción y traición de Judas no fue una falta por parte Jesús; pues el discípulo no era dado por el Padre a Él. Por tal razón, no es posible afirmar que Judas, “perdió su salvación” puesto que no era creyente genuino. El SEÑOR Jesús es muy claro y enfático: “A los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición”. Estos hechos propiciados por Judas ya había sido anticipados y permitidos por Dios en las Escrituras (Léase Salmo 41:9; 109:8; analice contexto de Juan 13:18). En el siguiente pasaje ahondaremos más en el tema de Judas.  

Vers. 15: Aquí la palabra “mal” se traduce por “maligno”, obvia referencia a Satanás. 

1 Juan 5:18 “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”.

Satanás procura los medios para destruir a los creyentes; pero Dios los guarda. En el contexto, el enemigo está al acecho sobre la vida de los discípulos de Jesús. Llegado a este punto, haremos una comparación entre el apóstol Pedro y Judas Iscariote. La Biblia sí narra que Judas sí fue poseído por Satanás mismo:

Juan 13:26-27 “Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto”.

Lucas 22:3 “Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce”.

En dos evangelios, hay evidencias que Satanás entró en Judas. Pero en el caso del apóstol Pedro vemos que el SEÑOR Jesús le dijo que Satanás había pedido permiso para zarandearlo:

Lucas 22:31-32 “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.

Satanás, pide permiso al SEÑOR Jesucristo para orillarlo a renunciar su fe en Su maestro; sin embargo, Cristo le asegura a Pedro que ha rogado para que la fe de su discípulo no falle, asegurando que regresaría de nuevo con sus hermanos. Satanás necesita permiso para poder tocar a un hijo de Dios, pero no para destruirlo, sino para que el SEÑOR sea glorificado en Sus propósitos. La misma situación sucedió con Job, el cual fue probado y atacado fuertemente por Satanás, pero su vida no fue tocada, para luego ser restaurado por Dios (Léase Job 1; 2; 42:10-17). Un verdadero hijo de Dios y salvo genuino podrá ser atacado, pero se halla seguro en las manos del SEÑOR:

Juan 10:27-28 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.

¿Qué significa ser “zarandeado”? ser “zarandeado” por Satanás, no expresa ser poseído; se refiere a ser tentado. En el contexto de Lucas 22, Pedro fue advertido por Su maestro que él le negaría tres veces (Léase Lucas 22:33-34). Y así fue (Léase Lucas 2:54-62). Sin embargo, conforme a lo dicho por el SEÑOR, Pedro fue restaurado (Léase Juan 21:15-19).

En cambio, en el caso de Judas, Satanás ni permiso pidió. ¿Por qué? Porque nunca fue salvo (Léase nuevamente Juan 17:12). Ninguno de los discípulos se perdió (incluyendo a Pedro), pues todos fueron guardados por Cristo en el Nombre del Padre; a excepción de Judas.

Vers. 17: La expresión “Santifícalos”, “Santificado” o “Consagrado”; se refiere a un sentido posicional en Cristo para el redimido, que pertenece a completamente a Dios y queda destinado a Su servicio. El otro aspecto de la santificación es el proceso de purificación y santidad práctica por medio del Espíritu Santo (Léase Hebreos 10:10, 14; Judas 1:1). Ojo: Santificación no es sinónimo de perfección, esta se obtiene en el momento en que los creyentes sean glorificados. Esto implica que a los que Dios dio a Cristo para darles Vida eterna, serán santificados:

Efesios 1:4 “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”.

III. LA ORACIÓN DE JESÚS POR LOS CREYENTES QUE CONFORMARÁN SU IGLESIA (Comentario de Juan 17:20-21) 

Pasaje a analizar: 

Juan 17:20-21 “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.

Vers. 20-21: Estas palabras tuvo Su cumplimiento en el nacimiento de la Iglesia Primitiva, luego de Su ascensión a los cielos (Léase Hechos 2). El concepto de la unidad con la que plantea el versículo 21, podemos entenderla en el sentido de que estamos unidos en Cristo, siendo Él cabeza de la Iglesia (Léase Efesios 1:20-23; Colosenses 1:15-18; Efesios 5:23-24; Colosenses 2:16-19). En el siguiente pasaje bíblico, también lo podemos comprender de este modo: 

Efesios 4:3-7 “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”.

EN CONCLUSIÓN...

La Oración del SEÑOR estaba enfocada en dos aspectos de importancia: 

1. Glorificar a Dios en Él y ser glorificado con Él
2. Preservar de los males y tentaciones del mundo y de Satanás a Sus discípulos como los creyentes que conformaría Su Iglesia, siendo éstos escogidos y santificados desde antes de la fundación del mundo por pura Gracia. Estos mismos creyentes son los que conocerán a Dios y a Su Hijo Jesucristo. 

Judas 24-25 "Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén".

¡Sólo a Dios y a Jesucristo la Gloria!

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FUENTE BIBLIOGRÁFICA:
Algunos apuntes tomados de las notas de: BIBLIA DE ESTUDIO MaCARTHUR, pág. 1467-1468.