noviembre 25, 2012

¿POR QUÉ LA BIBLIA EVANGÉLICA SÓLO TIENE 66 LIBROS, EN CAMBIO, LA BIBLIA CATÓLICA TIENE 73?

(Preguntas que me hacen mis parientes católicos…. )

Eso me preguntó una tía con fuerte acento católico (Claro que mi respuesta en ese entonces fue más informal).

Eso es porque los libros que se añadieron al Canon del AT en la Biblia católica son considerados “apócrifos” y no son inspirados por Dios. Anexo un comentario de Alice Luce, en la sección INTRODUCCIÓN BÍBLICA (*1):

“La palabra apócrifa (adjetivo en griego) significa secreto u oculto, y muchas veces se usaba para las escrituras secretas de alguna secta que no revelaba sus más profundas enseñanzas sino a los adeptos. En la iglesia primitiva vino a significar las escrituras apocalípticas o difíciles de comprender; y más tarde las que eran espúreas, heréticas, o falsificadas. En una palabra, los libros apócrifos son los que han sido juzgados no canónicos por los judíos (hablando del A.T) y la iglesia cristiana. Los libros apócrifos del A.T. existentes todos en griego son 14: 1era. y 2da. de Esdras, Tobías, Judit, lo restante de Ester, la Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Baruch, y la Epístola de Jeremías, El Cantar de los tres jóvenes santos, la Historia de Susana, Bel y el Dragón, la Oración de Manases, 1era. y 2da. de los Macabeos. De estos 14 libros la iglesia romana dice que 11 son canónicos, y éstos se imprimen en su Biblia, omitiendo la Oración de Manases y los dos libros de Esdras”.

Del mismo libro anexo las razones por las cuales estos libros no pueden ser incluidos en el Canon de la Biblia, según H. S. Miller (*2):

(1) Todos están de acuerdo en que ellos nunca fueron incluidos en el canon hebreo. 

(2) Nunca fueron citados por nombre en el N.T. por Cristo ni por sus apóstoles, aunque ya existían. 

(3) Josefo, el historiador judío (100 D.C.), los omite, enumerando solamente los libros que los judíos consideraban ser inspirados por Dios. 

(4) Filón, el Judío, el gran filósofo de Alejandría (20 A.C. hasta 50 D.C.), escribió prolíficamente y citaba muy a menudo del A.T. pero nunca mencionó los libros apócrifos. 

(5) No se hallan en los catálogos de libros canónicos hechos durante los primeros cuatro siglos D.C. 

(6) Jerónimo (400 D.C.), declara que el canon hebreo consiste en los mismos 39. Había muchos tárgumes (traducciones del hebreo original), libros que nosotros tenemos en el A.T. y rechaza los libros apócrifos terminantemente. 

(7) Ellos mismos nunca reclaman la inspiración ni la autoridad divina. 

(8) No tienen el elemento profético verdadero, ni hablan como un mensaje de Jehová. 

(9) Contienen muchos errores históricos, geográficos, y cronológicos; se contradicen a sí mismos, a la Biblia, y a historia profana. 

(10) Ellos enseñan doctrinas y aprueban prácticas en contra de las enseñanzas de la Biblia. Por ejemplo toleran la práctica de mentir, justifican el suicidio y el asesinato, y enseñan la justificación por obras o por limosnas, los encantamientos mágicos, los muertos que oran por los muertos, etc. 

(11) Se nota en su estilo una rigidez, falta de originalidad, y la calidad artificial que nunca se ve en los libros canónicos.

(12) Mucha de su literatura es legendaria, de cuentos absurdos. 

(13) Los milagros que ellos relatan y las descripciones de seres sobrenaturales contienen mucho que es fabuloso, grotesco, y necio. 
(14) Aun lo que podemos llamar su nivel espiritual y moral está muy por debajo del de los libros del A.T. 

(15) Los libros apócrifos fueron escritos después del A.T. cuando su canon era ya cerrado, y sin embargo algunos de ellos profesan imitar si no tomar su lugar. 

(16) La iglesia primitiva declaraba que algunos de ellos contenían instrucción provechosa, pero nunca los hizo canónicos ni autorizados en cuestiones de doctrina hasta que la iglesia romana en su Concilio de Trento (1546 D.C.), por una mayoría pequeña los incluyó en su canon de la fe y pronunció maldiciones sobre todo aquel que no los aceptase como divinos. 

(1 7) La iglesia cristiana, sucesora de la judía, recibió los 39 libros de los judíos y nunca los ha cambiado. 

(18) De las palabras mismas de Cristo y sus apóstoles vemos que ellos reconocían el canon ya fijo del A.T. y pusieron su sello sobre él. Mateo 23:35 cubre todo el A.T. desde Génesis hasta Crónicas (el último libro del A.T. en hebreo). 

(19) Había muchos tárgumes (traducciones del hebreo original en arameo) que los judíos imprimían con los libros del A.T. cuando el idioma de Palestina había cambiado tanto que era necesario interpretar los libros a los lectores y oyentes. Véase Nehemías 8:8. Pero ningún Tárgum existe de los libros apócrifos. 

(20) El estudiante de la historia nunca puede ponerlo al mismo nivel que los libros canónicos, porque siente una diferencia radical y espiritual entre ellos, y los libros apócrifos se condenan a sí mismos.

Bendiciones!

Fuente Bibliográfica:

(*1) HERMENEÚTICA / INTRODUCCIÓN BÍBLICA. Capítulo IV: El Canon de las Escrituras. Alice Luce. Págs. 146. Editorial Vida; 1975, 2001. 

(*2) HERMENEÚTICA / INTRODUCCIÓN BÍBLICA. Capítulo IV: El Canon de las Escrituras. Alice Luce. Págs. 147-149. Editorial Vida; 1975, 2001.