Cito un
fragmento de los Cánones de Dort (del año 1619):
“Este
nuevo nacimiento no es obrado en nosotros por medio de la predicación externa
solamente, ni por indicación, o por alguna forma tal de acción por la que, una
vez Dios hubiese terminado Su obra, entonces estaría en el poder del hombre el
nacer de nuevo o no, el convertirse o no. Si no que es una operación totalmente
sobrenatural, poderosísima y, al mismo tiempo, suavísima, milagrosa, oculta e
inexpresable, la cual, según el testimonio de la Escritura (inspirada por el
autor de esta operación), no es menor ni inferior en su poder que la creación o
la resurrección de los muertos; de modo que todos aquellos en cuyo corazón obra
Dios de esta milagrosa manera, renacen cierta, infalible y eficazmente, y de
hecho creen. Así, la voluntad, siendo entonces renovada, no sólo es movida y
conducida por Dios, sino que, siendo movida por Dios, obra también ella misma.
Por lo cual con razón se dice que el hombre cree y se convierte por medio de la
gracia que ha recibido” (10).
Ahora
bien, Dios es el que engendra a los que han creído en Jesús por medio del
evangelio:
Juan 1:13
“Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de
voluntad de varón, sino de Dios” (Subrayado añadido).
1 Pedro
1:23 “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible,
por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”.
La Biblia
dice que somos creados (nacidos de nuevo) para ser semejantes a Cristo:
Romanos
8:29 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos” (Subrayado añadido).
Efesios
2:8-10 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Subrayado
añadido).
1 Juan
2:6 “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.
A causa
de este nuevo nacimiento operado por Dios mismo, dejamos de ser lo que antes
éramos, para ser nuevas criaturas en Cristo:
2
Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”
(Subrayado añadido).
Efesios
4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos y renovaos en el
espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios
en la justicia y santidad de la verdad” (Subrayado añadido).
Romanos
6:6 “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con
él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más
al pecado”.
Romanos
6:4 “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo,
a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en vida nueva” (Subrayado añadido).
Solo los
verdaderos nacidos de nuevo pueden vivir en el Espíritu y andar como Cristo
anduvo en sus días de vida terrenal:
Romanos
8:5 “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero
los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”.
Gálatas
5:22-25 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”.
Si una
persona que dice ser creyente, pero continúa con un estilo de vida en el cual
practica el pecado y continúa en su antigua manera de vivir; es evidencia de
que nunca ha nacido de nuevo.
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FUENTE BIBLIOGRÁFICA:
(10)
CANONES DE DORT (del año 1619), Capítulo Tercero y Cuarto: “De la depravación
del hombre, de su conversión a Dios y de la manera de realizarse esta última”,
artículo XII, pág. 10.