diciembre 15, 2012

LA REDENCIÓN DE JESUCRISTO EN TÉRMINOS DE COMPRA


Para a quienes se les ha concedido creer en el SEÑOR Jesús y Su evangelio; han sido cambiados de propietario. La palabra “redención” significa, en un sentido primario, “comprar”. Es decir; Cristo nos ha redimido o comprado por medio de Su sangre preciosa:

Hebreos 9:28 “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Subrayado añadido).

1 Corintios 6:20 “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (Subrayado añadido).

Colosenses 1:14 “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.

1 Pedro 1:18-20 “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (Subrayado añadido).

Apocalipsis 5:9 “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Subrayado añadido).

El Espíritu Santo es la garantía de dicha redención o compra:

Efesios 1:13-14 “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.

Los creyentes son trasladados de las tinieblas a la luz, que demuestra el cambio de propietario:

Colosenses 1:12-14 “Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Subrayado añadido).

Por tanto, los creyentes en Cristo ya no son más propiedad del diablo.