a) La idolatría y las falsas religiones en el ANTIGUO TESTAMENTO
En
la historia del Antiguo Testamento se narra los hechos de la nación de
Israel, el pueblo de Dios y de cómo eran constantemente advertidos sobre
la idolatría y las religiones paganas; sobre todo el mandamiento de no
unirse con ninguna de ellas. La razón de esta veda espiritual era que
Israel (y como la Iglesia) estaba llamado a vivir y consagrarse a diario
en Santidad para Dios. Por otra parte, dentro del programa profético de
Dios, se debía preservar su linaje; porque la nación se fundó para
traer al Mesías prometido en Su primera venida.
De
hecho, Israel es el único pueblo que goza del privilegio de ser llamado
“Pueblo de Dios” con profundo carácter nacional. Sus raíces ancestrales
y espirituales lo han identificado como un pueblo sumamente
Dioscéntrico en todas las áreas de la vida: En total 613 mandatos
separados ordenaron su vida política, social y espiritual.
Cito el siguiente comentario de la Biblia Devocional de Estudio:
“Las
demás naciones se veían hostigadas por el carácter impredecible de sus
dioses. ¿Quién podía decir qué era lo que podía disgustarle o agradarle?
Pero debido al Pacto, los israelitas sabían exactamente qué era lo que
Dios requería y en qué posición estaban ante Él. Tenían bases para la
confianza y la seguridad que sentía como nación. Para Israel, el Pacto
establecía su nacimiento como nación. Dios dijo que había escogido a los
israelitas como a su tesoro especial (Éxodo 19.5-6). Él quería una
nación diferente de todas las otras, una sociedad modelo centrada en su
entrega a Él. Necesitaba un pueblo puro, que se mantuviera separado”[1].
Hay
mucho de qué aprender de ellos, en cuanto a relación Dioscéntrica se
refiere. Por desgracia, Israel solía ignorar este Pacto con mucha
frecuencia; preferían convivir con otras naciones, tolerar sus ídolos y
practicar el ocultismo. La Palabra de Dios dice:
“Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones.
No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el
fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni
hechicero, ni encantador, no adivino, ni mago, ni quien consulte a los
muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas
cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de
delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios” (Deuteronomio 18.9-13; subrayado añadido).
A
causa de ello, Dios los entregó a las potencias paganas, como Asiria y
Babilonia, sufriendo periodos prolongados de cautiverio y dispersión
entre las naciones, conforme a lo que está escrito en Su Ley en el caso
de la desobediencia del Antiguo Pacto (Léase Deuteronomio 28.15-68). Al
concluir los 70 años del cautiverio babilónico, el pueblo judío retornó a
Jerusalén con Nehemías y Esdras al frente; ambos líderes espirituales
que promovieron la reforma de la Ley en la vida judía (Léase Esdras y
Nehemías para más información). A partir de ahí, sobrevendría un celo
religioso y patriótico por su pueblo (Para más información, léase “Entre Los Dos Testamentos” del Dr. William Smith: Pulse aquí).
b) La idolatría y las falsas religiones en el NUEVO TESTAMENTO
En
cuanto al Nuevo Testamento, los cristianos de la Iglesia primitiva
solían tener encuentros nada amables contra falsas doctrinas y sectas
paganas conocidas como religiones misterio y que eran proclives a la
inmoralidad: Hacían sacrificios (humanos y animales), orgías, bacanales,
actos de sodomía, depravaciones sexuales, adoraciones a múltiples
dioses, prácticas ocultistas, prostitución “sacra”, usos de la
adivinación, hechicería y oráculos; alcoholismo excesivo, falsos
profetas, falsos apóstoles y falsos maestros; además de que algunas
sectas permitían el dominio de la mujer sobre el varón como cabeza
espiritual y religiosa. Las naciones paganas, conocidas como “los
gentiles”, en realidad; ofrecían culto a los demonios. Tomemos como
referencia el siguiente versículo:
“Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios” (1 Corintios 10.20; subrayado añadido).
Por
ejemplo, el apóstol Pablo, mediante el poder y la gracia del Espíritu
Santo, proclamó el evangelio por toda la ciudad de Éfeso, a tal grado,
que las ventas de las imágenes idolátricas disminuyeron enormemente
(Léase Hechos 19):
“Éfeso
estaba dedicada a la idolatría y a la ganancia, y el mensaje de Pablo
amenazaba ambas cosas. Los ciudadanos se enorgullecían mucho de su
templo, una de las siete maravillas del mundo antiguo y se enfurecían
contra cualquiera que interfiriese con su próspero comercio, que
dependía de los peregrinajes religiosos (…) Pablo causó un alboroto,
pero también fundó una de sus iglesias más fuertes, una comunidad que
más tarde inspiraba el Libro de Efesios”[2].
Siguiente
dato: Durante el Concilio en Jerusalén se dictaminó que los “gentiles”
se abstuvieran de de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y
de fornicación (Léase Hechos 15.1-35).
Sobra
decir que la idolatría es una aberración a los ojos del SEÑOR, porque
sólo hay un Dios (Léase Deuteronomio 6.4-9). De no reconocerlo como el
Único y Soberano Dios, no hay herencia del Reino para los idólatras
conforme al versículo anterior. El apóstol Pablo declaró al respecto:
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras,
ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes,
ni los estafadores heredarán el Reino de Dios” (1 Corintios 6.9-10; subrayado añadido).
Otra
oposición de la fe cristiana eran las falsas doctrinas. La Iglesia
Primitivaconfrontaba a personas que se atrevían a pervertir la sana
doctrina: Falsos maestros y obreros fraudulentos, judaizantes, esenios,
cainitas, ofitas, nicoláitas, gnósticos y otras religiones misteriosas;
los cuales enseñaban herejías que contradecían la expiación real de
Cristo, Su deidad y las prácticas de la comunión cristiana. Algunas
cartas expresan el combate contra doctrinas de las religiones de
misterio (Léase 1 y 2 Corintios, Efesios, Colosenses, 1 y 2 Timoteo y 1
Juan; por citar algunos).
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FUENTE BIBLIOGRÁFICA:
[1] LA BIBLIA DEVOCIONAL DE ESTUDIO 1991© Liga Bíblica Internacional / LA SANTA BIBLIA ©
1960 SOCIEDADES BÍBLICAS EN AMÉRICA LATINA / Material adicional
traducido por N. Wolf de THE STUDENT BIBLE © 1986 ZONDERVAN CORPORATION;
Pág. 73: “EL PACTO”.
[2] Ibid. Pág. 967: Comentario al margen.