Revisión de los problemas bíblicos que representan la falsa teología de la redención universal
Breve introducción
“¿Dios es tan amoroso que no va a mandar a nadie al infierno?…” Esa es la premisa que viene de aquellos que cargan en alto la “Bandera del amor”.
Hace como una semana he estado meditando sobre un comentario expresado
por una señora con fuerte acento católico, la cual opinaba que Dios no
mandaría a nadie al infierno porque DIOS ES AMOR. Esta misma idea
también se pregona y abunda en las falsas doctrinas de los llamados “Profetas del éxito y de la prosperidad” o dentro del movimiento ecuménico (su lema: “Todas las religiones llevan a Dios...”). El concepto del “Dios eternamente amoroso que salvará a todos” proviene de la “Teología de la Redención universal” o “Universalismo”.
Si Dios es Amor, según los que piensan de este modo, y que no va mandar
a nadie al infierno, si mueren como pecadores no perdonados por la
sangre de Cristo; si en esto se basan como “evangelio”, tenemos, al menos, doce problemas bíblicos muy graves y con sus respectivas y terribles consecuencias.
Revisión de los 12 problemas que representan la falsa teología de la redención universal según el contexto de la Biblia
1. La primera venida de Cristo es en vano
Con
esta clase de pensamiento universalista ¿A qué vendría Cristo si nadie
sería condenado? Nuestro SEÑOR en más de una ocasión ha expresado
autoritariamente que Él mismo fue enviado al mundo para salvar lo que se
había perdido (Lucas 19.10) y que Él daría su vida en rescate de muchos
(Mateo 20.28; Marcos 10.45). Él se dio a sí mismo por los que han
depositado su fe en Él para redimirlos de toda iniquidad y purificar
para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras (Tito 2.14). Y todo
esto ha sido por voluntad del Padre que le envió (Juan 4.34, 5.30 y
6.38).
2. Es una fuerte agresión a la obra expiatoria de Jesucristo en la cruz del Calvario
Porque
la Biblia dice, tanto el AT como en el NT, que Jesucristo llevó el
pecado de todos nosotros como sacrificio, muriendo como nuestro
Sustituto y, que por medio de Él, recibiésemos el perdón de pecados
(Isaías 53. 6, 10; Juan 1.29; Hebreos 9.26, 28).
3. Se tiene por inmunda la sangre de Cristo
Pues
la Biblia enseña que sólo los salvos son comprados a precio de la
sangre de Cristo y por medio de ella tenemos redención y perdón de
pecados (Efesios 1.7, Colosenses 1.14); somos justificados y ser libres
de la ira de Dios (Romanos 5.9); ya que sin derramamiento de sangre no
hay remisión (perdón de pecados; Hebreos 9.22). Escrito está también que
el que “pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre
del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de
gracia”, recibirá mayor castigo de Dios (Hebreos 10.29).
4. Es un ataque violento al sacerdocio de Cristo
Nuestro
SEÑOR ha sido constituido como el único mediador del Nuevo Pacto, y es
también mediador entre Dios y los hombres, y que en Su nombre, es el
único medio por el cual todos los creen serán salvos (Juan 3.36; Hechos
4.12; 1 Timoteo 2.5; Hebreos 8.3-6).
5. La fe en Cristo es innecesaria
La
Escritura también declara que sólo por medio de Jesucristo hay
salvación (Hechos 4.12). La fe en Él es necesaria para la salvación
(Juan 3.16-18, 36). Desechar a un lado la fe, es menospreciar la gracia
de Dios la cual se ha manifestado a todos los hombres (Efesios 2.8-9;
Tito 2.11). Por último, sin fe, es imposible agradar a Dios (Hebreos
11.6a). Como consecuencia de no creer en Jesucristo, ya es condenado
eternamente (Juan 3.18). Si por causa de no creer en Jesús como SEÑOR y
Salvador, entonces el hombre no será beneficiario de los dones de Dios,
los cuales se consiguen por medio de la fe: El perdón de pecados (Hechos
26.18), la salvación por gracia (Efesios 2.8), la vida eterna (Juan
3.36), la justificación (Romanos 5.1), la adopción como hijo de Dios
(Juan 1.12), el Espíritu Santo (Efesios 1.13) y el nuevo nacimiento (2
Corintios 5.17-18).
6. Se repele la verdad del juicio y del castigo eterno
Esta
negación de la obra de Cristo repele la justicia de Dios y Su justo
juicio; pues la Biblia aclara una y otra vez que todos sin excepción y
sin acepción de personas seremos juzgados después de morir (Salmo 73;
Mateo 3.11-12, 7.21-23, 11.20-24, 13.24-30 y 36-43, 25.31-46; Lucas
10.13-16, 13.25-27; Romanos 2; Hebreos 9.27; Apocalipsis 20.11-15). La
condenación eterna es solo para aquellos que no heredan el reino de
Dios: Los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los afeminados, los
homosexuales, los ladrones, los avaros, los borrachos, los
maldicientes, los estafadores, los irreverentes, los profanos, los
parricidas, los matricidas, los homicidas, los sodomitas, los
secuestradores, los mentirosos, los perjuros, los que se opongan a la
sana doctrina; entre otros (1 Corintios 6.9-10; 1 Timoteo 1.8-11).
7. Se implica al Dios Trino hallado mentiroso
Cristo
ha dejado en claro el propósito de Su venida al mundo que es salvar a
Su pueblo de sus pecados (Lucas 1.21) por medio de la fe (Efesios 2.8-9)
y que el mundo está en tinieblas (Juan 3.19-20). Afirmar que Dios no va
a mandar a nadie al infierno, es poner en tela de duda el testimonio de
Cristo que, a su vez, es el testimonio del Padre (Juan 3.31-35). Y
negar su testimonio, es negar que la verdad está en Él, pues Él mismo es
la verdad (Juan 14.6, 18.37 y 19.35). Jamás en Jesús se halló mentira
ni engaño en Su boca (Isaías 53.9). Si Él testificó que el mundo le
negaría porque no quiere que sus malas obras sean reprendidas, y que
todos han pecado; ésa es la verdad y es conforme al evangelio; esta es
la doctrina que Dios le ha dado a Jesucristo (Salmo 14.1-3; Juan
3.19-20, 7.16; Romanos 2.16, 3.10-18, 1 Timoteo 1.8-11). Por último, al
Espíritu Santo no es tomado en cuenta como Guía de la verdad que se
halla en las Escrituras y Él da testimonio de Jesús (Juan 16.13; 1 Juan
2.20, 27). Ante esto afirmo: “Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso” (Romanos 3.4a). El único ser espiritual que siempre será hallado como “Padre de Mentira” es Satanás y es quién promueve el espíritu de anticristo detrás de esta falsa teología (Juan 8.44; 1 Juan 4.1-6).
8. Se pone en tela de duda la veracidad de la Biblia
Asumir
que nadie será condenado, es negar la credibilidad de las Sagradas
Escrituras como Palabra de Dios. Pues las Escrituras son la Palabra
profética más segura y que fue inspirada por Dios (2 Timoteo 3.16-17;
Pedro 1.19). Por último las Escrituras son las que nos harán sabios para
la salvación que es por la fe en Cristo Jesús (2 Timoteo 3.15). Añadir u
omitir cualquier palabra de la Escritura recibe maldición de parte de
Dios (Deuteronomio 12.32; Apocalipsis 22.19). Como en el caso de sólo
predicar que el solo amor de Dios no enviará al infierno a nadie sin
juicio se cataloga como una omisión escritural.
9. Se presenta un evangelio diferente que atrae maldición
La
Biblia dice que Cristo murió por nuestros pecados, que fue sepultado y
resucitó al tercer día, según las Escrituras. Sin embargo, se presenta
otro evangelio diferente, otra “buena noticia”: Que Dios es tan
bueno y amoroso, que a nadie va a mandar al infierno. La Biblia dice que
quien presente un evangelio diferente, sea anatema, es decir; maldito
por Dios (Gálatas 1.8-9). Al ser un evangelio diferente, que provoca
comezón de oír, tiene como terrible consecuencia que más incautos sigan
muertos en sus delitos y pecados (Efesios 2.1, 5; Colosenses 2.13; 2
Timoteo 4.3-4). Esto contribuye más a la apostasía de la iglesia actual,
tal y como fue profetizado (Mateo 24.4-5, 11-12; Marcos 13.5-6, 21-23;
Lucas 21.8; 1 Tesalonicenses 2.3-4).
10. La persistencia en enseñar diferente doctrina a conciencia abierta acarrea condenación
La
Escritura advierte que no hagamos maestros mucho de nosotros, pues
podríamos acarrear condenación (Santiago 3.1), pues los que son indoctos
e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras para su
propia perdición (2 Pedro 3.14-16). Pues el maestro o pastor, como bien
dice el apóstol Pablo “no debe ser un neófito (recién convertido), no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo”
(1 Timoteo 3.6). Son éstos los que causan divisiones y tropiezos en la
doctrina en contra de la sana doctrina y se nos manda apartarnos de ello
(Romanos 16.17). Si éstas personas llegan a ser (o son) falsos profetas
y falsos maestros, en el día del juicio el SEÑOR les dirá: “No los conozco. Apartaos de mí, hacedores de maldad”;
pues ¿Cómo les conocerá y les recibirá si le han negado a Él y a Su
obra expiatoria en la cruz? Aún si en Su nombre profetizaron, echaron
fuera demonios e hicieron muchos milagros (Mateo 7.21-23). Como se ha
mencionado anteriormente, el tema del juicio de Dios y la condenación
eterna es parte del evangelio (Romanos 2.16, 3.10-18, 1 Timoteo 1.8-11) y
esta conforma la doctrina de Jesucristo y Él nos ha mandado a guardar
lo que nos ha enseñado por medio Su Palabra (Mateo 28.19-20; Juan 7.16).
Sólo Uno es el maestro y ése es Jesucristo (Mateo 23.8) y el Espíritu
Santo, a quien el Padre envió en Su nombre, y Él nos enseñará todas las
cosas y nos recordará todo lo que Él ha dicho (Juan 14.26).
11. La iglesia pierde su razón de existencia y vigencia
Si
se persiste en hallarse convencido de que nadie será condenado ni
tampoco pasará por juicio ni al infierno, la iglesia de Cristo tampoco
debiera existir. Porque la iglesia fue fundada por Jesucristo siendo Él
el fundamento (Mateo 16.18; 1 Corintios 3.11) y a precio de Su sangre
(Efesios 1.7, Colosenses 1.14). Si la venida de Cristo al mundo es en
vano, entonces se abandona también a Él como cabeza y principal
autoridad de la iglesia (Efesios 5.23, 24; Colosenses 1.18), porque
Jesús es solo Salvador de los creen (1 Timoteo 4.10).
12. El Cristianismo carecería del principal fundamento de la fe
La
base del Cristianismo se liga a la cruz de Jesucristo, y si es un
Cristianismo sin cruz; no existiría como tal. Afirmar que se puede ganar
el cielo sin la mediación Cristo, es derrumbar el camino de la
salvación que Dios proveyó para nosotros. Jesús mismo declaró
enfáticamente que Él es el Camino, y la Verdad y la Vida, y nadie puede
ir al Padre sino es por medio de Él (Juan 14.6). En tal caso, sería una
religión, como cualquier otra: Muerta, sin rumbo y repleta de engaños.
Conclusión: ¿Cómo demostró Dios Su amor por los hombres?
¡¡Qué
consecuencias tan drásticas les esperan aquellos que creen en esta
teología universalista!! Y las razones por la que no se quiere creer en
que el hombre será condenado sino deposita su fe en Cristo son variadas:
Por no estudiar el contexto de la Biblia y su interpretación correcta,
por ignorancia asumida y deliberada, por necedad y orgullo humanos, por
una deficiente apologética religiosa que rechaza la gracia de Dios, por
enemistad a Cristo, etcétera.
Ahora
bien, con esto, no digo que Dios no sea amor, ni niego la esencia de
ello. El problema no está en si Dios ha demostrado Su amor, sino en CÓMO
DIOS HA DEMOSTRADO SU AMOR. Esto implica una diferencia abismal sino se
interpreta correctamente la Escritura, permitiendo que ella hable por
sí sola. Tan sólo basta mirar el pasaje completo que contextualiza la
frase “Dios es amor”:
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En
esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a
su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a
nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4.8-10; subrayado añadido).
Yo
le insto de favor a que lea el capítulo completo de la primera epístola
del apóstol Juan. Otros dos pasajes suficientes respaldan sobre cómo
demostró Su amor por la humanidad:
“Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3.16).
“Porque
Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser
que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5.6-8; subrayado añadido).
Dios
es santo y, por tanto, debe castigar al infractor Su ley (mosaica o la
que se manifiesta en la conciencia, según Romanos 2 y 1 Juan 3.4). Pero a
Dios le ha placido en Su amor proveer una salvación al pecador, una
solución para escapar de Su ira, cuyo único requisito es la fe en Cristo
Jesús; que conlleva a arrepentirse de sus pecados. Y esto le ha placido
por cuanto no hay un solo justo que pueda justificarse delante de Dios
por medio de las obras. Entonces, por amor a la humanidad provee al
único Cordero que quita el pecado del mundo (Juan 1.29). En esto se ha
mostrado el amor del Padre para con nosotros.
¡A Dios sea la gloria! ¡Al Cordero sea la gloria!