La
permisión de Dios sobre muchas cosas que ha hecho, se le conoce como un decreto
de Dios.
Un
decreto es la facultad de Dios como autoridad suprema sobre la creación para
decidir o resolver determinados asuntos o circunstancias de todos los tiempos,
que le competen dentro de Su Soberanía y Su gobierno. Esto es lo que se conoce
también como el consejo de Su voluntad.
Tal vez
lo que Calvino trató de decir con la expresión “Cayó el primer hombre porque así lo había Dios ordenado”
en su libro: "INSTITUCIÓN DE LA RELIGIÓN CRISTIANA" puede explicarse al definirnos las características de dichos decretos:
“Los decretos de Dios es un nombre que se le da a
Sus propósitos eternos basados en Su más sabio y santo consejo. Por estos
decretos, El libre e inmutablemente ordenó todo lo que ocurre. Sus decretos
incluyen tanto aquellas cosas que han sido ordenadas eficazmente (o sea, Dios
usando Su poder para producir un efecto determinado) y aquellas que han sido
ordenadas permisivamente” (1).
Él
permite que sucedan determinadas cosas, pero no es autor de ellas, en el caso
de la maldad y del pecado. El pecado y la maldad no provienen de Dios, sino del
hombre. Es como ejemplificó un hermano en cierta ocasión: “Si yo le digo a
mi hijo que cuide una planta y que la riegue todos los días, sé que tarde o
temprano va a dejar a un lado sus obligaciones”. Y sucede. Lo mismo pasa
con el hombre. Otro hermano teólogo comentó sobre el mismo tema: “De
hecho, una de las razones por las que Dios permitió la entrada del Mal en el
mundo, fue para mostrar qué sucede cuando algo se separa de Él, pero que Dios
permita el pecado, no quiere decir que lo cause”.
En la Confesión
de fe de Westminster, en el capítulo tres “Los decretos eternos de Dios”
dice:
“Dios ordenó desde la eternidad todo lo que
sucede, por su propia iniciativa libremente sin cambio alguno y por medio del
más sabio y santísimo consejo de su propia voluntad. Pero lo hizo de tal manera
que, ni es el autor del pecado ni hace violencia a la voluntad de las
criaturas, ni hace a un lado la libertad o incertidumbre de causas secundarias,
sino más bien las establece”.
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FUENTE BIBLIOGRÁFICA:
(1) “¿Qué
dice la Biblia acerca de la soberanía de Dios, la elección y el libre albedrío
del hombre?” de Paul E. Eymann, Distinguido Profesor de Biblia / Traducido
por Edgar Serrano. Fuente electrónica: <http://www.christiananswers.net/spanish/q-acb/acb-t008s.html