En
cierta ocasión dos hermanos estaban conversando sobre el uso de la Biblia:
–
¿Para qué tanta doctrina? no más envanece a uno, mi hermano; "la letra
mata, y el Espíritu vivifica...", solo me dejo guiar por el Espíritu…
–
¿En serio crees que la Biblia es “la letra que mata…”?
– Sí, “la letra mata…”.
– Bueno… –Entonces le quita la Biblia al
hermano.
– ¿Qué haces? ¿Por qué te llevas mi Biblia?
– Porque según tú la Biblia te mata. Entonces
no la necesitas…
– Claro que sí, ¿Entonces cómo les hablo de
Cristo a otros?
– ¡Exacto! Tú lo has dicho. Toda la Biblia
habla de Cristo. Si desechas la Biblia, desechas el testimonio de Cristo. De
hecho, de no ser por la Biblia, por el Evangelio escrito en ella, tú no
creerías en Cristo ni sabrías cómo ser salvo de la ira de Dios. Estoy de
acuerdo contigo que el conocimiento bíblico no aplicado a la vida del creyente
solo envanece e infla en orgullo; pero no por eso debemos ser ignorantes a
propósito de la voluntad de Dios revelada en Su Palabra y sin aplicarla al
contexto de nuestro diario vivir (Romanos 12:1). Aun tus propios pensamientos y
acciones tienes que filtrarlo por la Palabra de Dios. En primer lugar, eso de
“la letra mata…” (2 Corintios 3:6), está fuera de contexto. Habla de la Ley
como ministerio de condenación que condena a muerte al que no la cumple
cabalmente. En cambio, el ministerio del Espíritu vivifica aquellos a quienes
Dios ha querido salvar por gracia por medio del evangelio. En segundo lugar, si
tanto quieres la guía del Espíritu de Dios en tu vida, hazlo por medio de la
Palabra de Dios, pues Él la inspiró y es útil y necesario para la vida del
creyente (2 Timoteo 3:15-17; 2 Pedro 1:19-21). Jamás el Espíritu Santo va a
contradecir Su Palabra y te pedirá que hagas algo que atente contra ella.
Jamás. Y en tercer lugar, Cristo mismo avala la Escritura, le da su valor como
tal (Lucas 24:44-45; Juan 5:39). Él mismo dice que las Escrituras son Su
testimonio. De hecho, Su Palabra no mata, como tú piensas; sino que su Palabra
son Espíritu y son Vida (Juan 6:63). La Palabra de Dios nos ayuda a ser como
Cristo, pues este es el propósito de Dios para nosotros (Romanos 8:28-30).
¿Comprendes esto?
– Creo que sí. Tienes razón, mi hermano.
– Qué bien, gracias a Dios –El hermano le
regresa la Biblia–. Entonces no hagas pretextos para no estudiar la
Biblia.
2 Timoteo 3:16-17
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de
Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".